La Venganza de Vulcano.

En la antigua  Roma los hoplitas que en la guerra se especializaban en lanzar flechas con fuego y de apagar el fuego enemigo tenían a Vulcano, Dios del Fuego, como su dios Protector. Vulcano equivalía al Hefesto de los Griegos.  Cuando la Cristiandad se impone sobre Europa, se abandonan los dioses paganos y ahora “primitivos bomberos” o “apaga  fuegos” adoptaron a San Florián, soldado romano cristiano; santo de los deshollinadores y los bomberos .  Pero en Venezuela, por esas razones de la refracción cultural, el  Patrono de los Héroes de Azul es San Juan de Dios. Su festividad es 8 de marzo. Soldado español, pastor y hombre de bien. (Montemoro 8 de marzo de 1495- Granada 8 de marzo de 1550). Fundador de la Orden de los Hermanos Hspitalarios y cuya personalidad se caracterizó por la sensibilidad hacia los desfavorecidos.
Los bomberos como cuerpo organizado por el Estado es una creación de la sociedad  industrializada. Adquirió cuerpo y estructura casi simultáneamente en Norteamérica y Europa  a comienzos del siglo XIX. En Venezuela la institución bomberil florece e inicialmente se consolida con la aparición de la industria petrolera.
El Cuerpo de Bomberos de Carora, se nació en las condiciones más adversas que pueda enfrenar institución pública alguna. Las dos primeras décadas los bomberos solo se comieron las verdes.  Nació prácticamente sin auxilio económico de las instituciones públicas, pero lo que si había de sobra en ese cuerpo que estaba por nacer era tenacidad, amor al prójimo y una irreductible vocación de servicio; valores que caracterizaron al santo que los protege y aún siguen presentes en los bomberos de las últimas generaciones. 
La iniciativa de crear un Cuerpo de Bomberos Voluntarios en Carora vino de  reducido grupo de Bomberos adscritos al Cuerpo de Bomberos de Iribarren, Barquisimeto: el Distinguido Juan J. Jiménez Silva, el Cabo Primero Sabas Pérez y  el Cabo Primero Vicencio Sequera quien será el primer Comandante de la institución. Desde sus inicios tanto los pioneros como los aspirantes a bomberos (63, en su mayoría muchachos) contaron con la valiosa y oportuna colaboración de Don Livio Martinengo, Arsenio Morillo y Paul Morillo.  Las monjitas del Asilo de Anciano, justicia es decirlo, por varios años, proveyeron las viandas a los aspirantes y bomberos. La primera sede de los Bomberos  estuvo ubicada en un local, de regular infraestructura, en la Avenida 14 de febrero entre las calles Vargas y Jacobo Curiel, casi a lado de El Tuqueque.
De aquella primera cohorte de aspirantes a bomberos compuesta por más de 60 jóvenes, sólo aprobaron las pruebas vocacionales, de resistencia física y habilidades y de disciplina 18 caroreños, entre quienes destacan Agustín Ramos, hoy jubilado y rico; Juan Pereira, Isnardo  Suárez, Jesús A. Escalona, Miguel González (El Pelón), Germán Bastidas, y Guillermo Gómez, entre otros.  La primera unidad del naciente cuerpo bomberil la donó, en Agosto del 72, el Cuerpo de Bomberos del Distrito Iribarren, un camión Chevrolet modelo 56. El primer carro bomba lo “consiguió” Arsenio Morillo quien logró que el Presidente C.A. Pérez I atendiera una solicitud en tal sentido.  EL primer  “sueldo” del Comandante Sequera fue de 80 bolívares, mientras que los bomberos cobraban Bs 40 del Concejo Municipal que lograban rendir con los muy oportunos aportes del comercio local. Su remuneración siempre será precaria si se considera la utilidad social de esa institución; pero no será sino hasta la Administración de Javier Oropeza que los bomberos reciben en trato institucional que merecen. Incluso se comenzó a construir una seda moderna en la Zona Industrial.  Hoy, 61 bomberos, bajo la comandancia del Ing. Jonnhy Túa, cuentan con 18 unidades móviles, 4 ambulancias, 20 unidades de rescate y apoyo logístco y sofisticados equipos para seguir  desarrollando esa noble labor de auxilio y preservación de la vida.

Recién constituido el Cuerpo de Bomberos de Carora, los héroes de azul  tuvieron una “prueba de juego”: la inundación de Noviembre del 72.  Allí , casi pierda la vida el comandante Sequera quien curiosamente no sabía nadar, menos mal andaba con veteranos buzós-bomberos caroreños. Esta catástrofe “natural” sirvió para que la sociedad caroreña se percatara de la necesidad de contar con un cuerpo de bomberos permanentemente y bien dotados. En la inundación del 72 los bomberos demostraron la alta vocación de servicio y su espíritu humanitario que aún perdura en ellos. Desde entonces los maltratados (por parte del sector oficial local) bomberos pudieron contar con el apoyo de los comerciantes caroreños. En esa navidades Pedrito Chávez compuso una gaita donde hace referencia al arduo trabajo de los bomberos en aquella jornada del 72.
Los  pioneros de la actividad bomberil, allá por 1972; hicieron una colecta casa por casa para recaudar unos pocos recursos necesarios para la institución.  Un vecino principal muy conocido cuando fue visitado se negó a hacer un aporte. Alegó “¿para qué bomberos? Si vienen 5000 soldados para el Fuerte Manaure”. Pero por cosas del destino, por la venganza de Vulcano, su casa se incendió un par de días después. Y Allí estaban los despreciados bomberos neutralizando las enfurecidas llamas que amenazaban con destruir toda la casa de la calle Comercio. ¡Cosas de los dioses que desde las alturas  castigan las injusticias¡
Cuando la empresa del terror Al Queda derribó las Torres Gemelas, símbolo del poder financiero de los Estados Unidos,  los norteamericanos tuvieron la ocasión de  volver la mirada a los héroes de azul.  Casi un mes después de la tragedia, el Alcalde de New York, Rudolph   Giuliani, en ocasión del homenaje rendido a los bomberos termino diciendo: “bomberos, el lado formidable de la humanidad”

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