La Maromera sin Brazos

Nuestra ciudad siempre ha sido visitada por los hombres y mujeres del espectáculo, estafadores, brujos, magos, ilusionistas, etc, etc. Los caroreños que se acercan al medio siglo de vida  recuerdan claro la presencia del Hombre Grúa, aquel que con sus dientes tiraba una Toyota.  Terminó enjaulado por la PTJ. Eso fue a mediados de los setenta.  De masiva concurrencia eran los fabulosos espectáculos que montaba Don Gonzalo González en el Teatro Salamanca. Los más antiguos aún recuerdan, allá por 1946, la pelea entre un Tigre de Bengala y  un toro de Los Arangues que por cierto la ganó el toro con un golpe certero en un testículo del felino. Quizás ya no existan testigos de la retrasada a los relojes de los espectadores que en los años 20 realizara el mago Chang, el ilusionista más grande que ha venido a Carora.

Cuando los caroreños sufrían las consecuencias de la inundación del Morere en noviembre de 1937, llegó a esta ciudad Regina García López, La Asturianita, conocida mundialmente como “la Astuta mujer sin brazos”.  Aquella mujer, muy posiblemente, sirvió de aliciente a los angustiados caroreños que veían como una mujer de pequeña  estatura se sobreponía a los designios del destino. La Asturianita, sin brazos, montaba  a caballo, cosía, bordaba, lanzaba los dardos con puntería, tocaba el acordeón, montaba bicicleta, pintaba, escribía a máquina, se salía de una caja fuerte donde la encerraban, barajaba los naipes con una  destreza  ni siquiera superada por A. Chami, y un largo etcétera.

Ahora; ¿Quién era La Asturianita? Su nombre de pila era Regina García López, nacida el 3 de abril de 1898, en Valtravieso, Asturia, España. A los  4 años de edad perdió accidentalmente los dos brazos en el aserradero de su padre. Desde entonces y hasta los 9 años la niña se había convertido en una “maquina” y “melancólica”. Pero en 1907 vio como un mono del circo que visitaba a su pueblo divertía al público lanzando pelotas, nueces y avellanas a los espectadores. Desde entonces la niña se sintió estimulada a desarrollar la habilidad de sus miembros inferiores; y se sintió animada a dedicarse al espectáculo. Ya a los pocos meses cosía, bordaba y escribía con los pies.

Con el tiempo fue desarrollando y perfeccionando su habilidad para defenderse con los pies. A los 17 años de edad ya hacía presentaciones en circos y teatros de prestigio como el Circo Evans, los teatros de La Zarzuela y El Helenías. De gira por España, en Badajoz, conocía a Juan Damaso Cisnero, empleado del correo, con quien se casó, a los 25 años, y tuvo tres hijos, María, Marcelino y Juan. En 1929 se divorció.
 Después de darse a conocer en España, La Astutita empieza a viajar por el extranjero donde se le conoce  y presenta como “La Astuta mujer sin brazos”. En la prensa y en la publicidad de la época se puede leer: “La maravillosa artista sin brazos. No los tiene ni los necesita”, o “El triunfo de la volunta y la inteligencia” o simplemente “La Asturianita”. Visitó cuarenta y dos países en todos los continentes.

En sus presentaciones Regina García López conducía automóviles, montaba a caballo, manejaba bicicleta, lanzaba dados con acierto, encendía fósforos, ensartaba agujas, escribía  a máquina, pintaba, tocaba el acordeón,  se salía de una caja fuerte donde la encerraban, hacía acrobacias. Y casí todo eso lo demostró en Carora. Y lo más impresionante quizás resultó la destreza y elegancia barajando los naipes. Con las cartas hacía unas piruetas que los caroreños solo lo verían casi medio siglo después en las manos de A. Chami. El “dentro” a su espetáculo costó tres reales, es decir 1,50 bolívares fuertes de verdad verdad.

Uno de sus biógrafos afirma que Regina García padecía de la patología de notoriedad ad que la llevó a ir más allá del espectáculo. Así entonces abrazó  y difundió la causa de la igualdad de la mujer y la educación de los niños con discapacidades. Fundó una organización, La Selección, para escolarizar a niños con discapacidades y que años más tardes el Franquismo argumentaría que la Selección era una organización de masones. Pero La Astunianita no solo era diestra con los pies sino también  con la lengua. La misma personalidad  fuerte que la llevó a entrenar los  pies le hizo expresar sus ideas con vehemencia. A través de la poesía satirizó a varios  jerarcas de la iglesia a quienes los endilgaba de peseteros y alejados de Dios.

En 1937, por interceder por unos prisioneros fue acusado por los republicanos  de falangista. Una vez derrotada ésta fue acusada de comunista y atea por los franquistas. En  1939 se le abre un juicio militar por atea y por “crear una vasta organización internacional, calificada como La Selección, de corte masón y afecta al movimiento republicano”. La Guardia Civil la calificó  como  “persona  de actividades  izquierdistas y muy propagandista del comunismo, peligrosa, etc. Como era harto difícil de presentar pruebas en su contra como activista política, la Guardia Civil del Franquismo la “calificó” como loca para recluirla en un manicomio. Ya la República la había calificado como “enferma  mental paranoica con delirio reinvindicador”. Ahora el Franquismo le diagnosticaba “parafrenia sistémica”. La sentencia de abril del 42 la confinó a vivir en un establecimiento psiquiátrico   a disposición de la justicia  militar. Murió el 22 de mayo de  1942, a los 44 años de edad. Moría víctima del “piojo verde” un virus que apareció en la España posterior a la Guerra Civil en los calabozos, cuarteles y lugares de hacinamiento. Al momento de su muerte solo la acompañaba su hija María y una cuñada. Así moría aquella mujer sin brazos que había dedicado su vida a  alegrar a sus espectadores. Eso hizo en Carora cuando la ciudad estaba amenazaba por el Morere.

Su biografía frecuentemente es usada por psicólogos  españoles de la conducta para tratar problemas de avolición y muy recomendada por los nuevos gurus de la Autoayuda.

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