RECORDANDO A CHECAMITO

El reciente desbordamiento de las aguas del Río Morere que sometió a una fuerte tensión a los habitantes de la zona baja de la ciudad “desempolvó” las historias y recuerdas vividas en torno al río que bordea la ciudad.  Se habló de las inundaciones, de sus estragos, de las bondadosas “borracheras”, del Dique, de los intentos fallidos del Cuchare y de Tita Querales por romperlo allá por los años cincuenta.   Pero tan bien este fenómeno que estuvo a punto de convertirse en tragedia sirvió para recordar  a un personaje caroreño que hizo su vida o se vio obligado a vivir sumergido en las dulces aguas del Morere.

   Casi nadie lo conoció por su verdadero nombre; el que aparecía en la Partida de Nacimiento.  La gente lo  nombraba con un sobrenombre inconfundible de Checamito.  Todavía los más antiguos lo  suelen mencionar para apurar a alguien que tarda mucho en la ducha. Es en esta ocasión que suele soltarse la expresión “Que te pasa Checamito”.

  Ahora. ¿Quién era Checamito? Era un desafortunado cristiano que nació con un extraña enfermedad en la piel y para aliviarse de los azarosos y terribles síntomas debía sumergir su cuerpo en agua.  Sufría de Displacia Anhidrótica Ectodérmica que entre un millón de personas una puede padecerla. Afecta mayoritariamente a los hombres. De manera pues que padecerla es literalmente estar pagando un karma. Estar “salao” o nacer estrellado por la misma es hereditaria y congénita.   La Displacia Anhidrótica se caracteriza por la ausencia de glándulas sudoríparas lo que hace que la persona sufra constantemente de calores extremos que pueden terminar en fiebres muy altas, convulsiones o infartos hasta que finalmente sobreviene la muerte.   Los síntomas de quienes la padecen se caracterizan por su palidez, escasa cabellera,  frente amplia y desde luego resequedad en la epidermis.  Todas estas características físicas visibles las presentaba nuestro personaje.

      Entre los historiadores venezolanos existe un acuerdo generalizado en afirmar que la explotación petrolera en los campos del vecino estado Zulia cambió por completo la vida del país y del estado Lara en particular.  En el caso que venimos refiriendo esto cobra aún mayor vigor puesto que Checamito murió precisamente cuando decidió emprender viaje a los campos petroleros hacia la Costa Oriental del Lago.

     A finales de la década de los cuarenta del siglo pasado un amigo viendo el afán de Checamito de permanecer sumergido en las aguas del río le sugirió que emigrara a los campos petrolero del estado Zulia en cuyas plataformas de explotación aguas abiertas de seguro podía ser contratado. Allí se sentiría como pez en el agua. Pero resulta que los peces mueren cuando se tienen largo tiempo fuera del preciado líquido vital. Eso le sucedió a Checamito.

       Checamito luego de sopesar su fortaleza acuática y su debilidad o su pelaera de bolas emprendió un día su viaje a la región zuliana. Debió hacer un viaje por escalas en función de la disponibilidad de agua donde zambullirse o refrescar su cuerpo siempre acalorado.  Su cuerpo que no estaba acostumbrado a largas caminatas debió acalorarse más y sufrir algunas alteraciones orgánicas y funcionales. Se hizo escasa y lejana el agua. Aquella situación debió ser desesperante lo cual aumentaba la temperatura de su cuerpo.  En horas de un mediodía de un verano dilatado caroreño Checamito convulsiono hasta que finalmente le sobrevino la muerte. Murió sofocado por un intenso calor interno estimulado por la temperatura del ambiente y la ausencia de agua. Murió a la altura de un lugar llamado Las Caracaras. Allí fue enterrado. Una humilde crucecita de madera rezaba sencillamente “Checamito”.

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